Coordenadas
¿Maní o Teatro?
Por Zoe Ruiz
Al Son de la Ma’ Teodora los títeres José Clemente y Doña Lucía cobraron vida en las manos del joven actor Leonel Rojas de Teatro Cimarrón, quien en una puesta de Pedro Valdés Piña se presentó en el Museo del Cerro, ubicado en la Calzada principal de ese municipio. Allí tuvo lugar la Tarde de Tertulia, con el tema: Teatro en la comunidad: ¿un espacio necesario o alternativo?, conducida por Eberto García Abreu, asesor teatral de la compañía.
La interrogante provocó un profundo debate. Entre los invitados se encontraban Rosa Ileana Boudet, crítica, investigadora del Departamento de Teatro de la Casa de las Américas y directora de la revista Conjunto; Vivián Martínez Tabares, directora de Estudios del Caribe, en dicha institución; Gerardo Fulleda León, dramaturgo y director del grupo de teatro Ruita Montaner; Bárbara Oviedo, especialista de teatro para niños del Consejo Nacional de las Artes Escénicas; José Luis Quintero, actor y director teatral del grupo Géminis; Alberto Curbelo, director de la compañía anfitriona; periodistas, actores y vecinos de la comunidad.
Los criterios fueron muy diversos. Para unos el teatro comunitario es una necesidad, para otros es un espacio alternativo y algunos lo consideraron como necesario y alternativo a la vez, siempre y cuando se una la creación al contexto social y no se pierda la perspectiva estética.
«El teatro comunitario debe caracterizarse por la sencillez ─comentó Fulleda─ sin dejar de ser elaborado y didáctico, lo que requiere una sólida preparación pedagógica y profesional de los actores».
Refirieron, además, que el teatro comunitario debe ser reconocido dentro del espacio en que se desenvuelve, como formador de valores y gustos estéticos.
El teatro para niños fue otro de los temas valorados. Su importancia, las exigencias del mismo por ser fuente de imaginación, en el que magia y fantasía han de unirse para hacer realidad los sueños infantiles. «Sin embargo, indicó Alberto Curbelo, todavía existen padres que prefieren invertir un peso en un cucurucho de maní y no en una entrada para que su hijo disfrute de una obra teatral. Esto supone un trabajo sistemático de motivación e intercambio con la comunidad, sensibilizarla y atraerla hacia la creación artística».
Sin dudas, el encuentro fue muy provechoso, tanto para los especialistas y críticos como para los actores que son los protagonistas de este trabajo.
Talento y profesionalismo se dieron cita esa tarde en el Museo del Cerro, a los escasos recursos materiales se unió la fuerza expresiva de la actuación: un joven actor y dos muñecos fue suficiente para demostrarlo.
17 de mayo de 2012