Tributo a los comediantes antiguos
Por Jorge Luis Torres
El Brujo, obra de Alberto Curbelo, nos demuestra una vez más la vocación de este autor por el teatro espectacular. Estamos ante un texto relativo, un texto de estructura abierta que admite reformulaciones en el orden compositivo y en el plano de los contenidos. El Brujo, con toda su carga popular y/o folklórica, recrea estampas criollas a través, incluso desde, lo figurativo. En esta medida, el autor juega con una historia, con un discurso, que sabe alternar con otras expresiones del arte escénico ─los cantos y las danzas─ para construir un diagrama de situaciones bien articuladas, pero siempre abiertas a la invención.
Los personajes, sujetos al fenómeno de la tradición escrita y oral prenden por su caracterización festiva más que por su «sicología» convencional; y, ya que el teat5ro es una convención, en El Brujo el principio convencional se redimensiona para hacer del teatro un hecho festivo que encuentra en las plazas públicas su mejor tributo a los comerciantes antiguos.
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