El cimarrón caribeño
Por Nancy Robinson Calvet
Fue para mí un domingo de suerte, en casi dos horas y media tuve la posibilidad y la fortuna de ver a dos colectivos teatrales a cuyo frente están dos destacadas figuras de las tablas: Eugenio Hernández Espinosa, director del grupo Teatro Caribeño, y Alberto Curbelo, que encabeza el Teatro Cimarrón.
Vale reconocer a los dos que sobre las tablas se empeñan en colocar al teatro cubano en un alto pedestal. Ha sido bueno haberlos visto, haber podido apreciar que existe gente que escribe buenos textos y tienen las expectativas del más exigente espectador con sus actuaciones.
Ramona Roque declamó Si me quieres de la Loynaz; y Calibán y el majá, de Curbelo, descubrió para mí un Bartolo Aguilera y Marisela Padrón, con un buen Akpwón (narrador) Alejandro Vázquez.
Otros temas llenaron el espacio dominical, que tuvo como escenario el Hotel de la CTC. Fue la actividad clausura del Concurso Literario Regino Pedroso, auspiciado por Trabajadores.
Los ropajes, también de Curbelo y Juan Carlos Cuba, interpretados por Pablo Izquierdo, Marisela Padrón y Ramona Roque, acompañados también por el Akpwón, Alejandro Vázquez, fue un momento agradable dentro del programa que tuvo la feliz inserción de la pieza de Boccacio, La yegua encantada, interpretada con igual gracia por el experimentado Bartolo Aguilera. Las presentaciones de Teatro Cimarrón concluyeron con la bien timbrada voz de Marisela Padrón, a capella.
Y cuando ya nos parecía que el nivel artístico había alcanzado puntos relevantes, apareció en el improvisado teatro una excelente actriz, Sonia Boggiano, para dejarnos en el recuerdo por mucho tiempo el delicioso monólogo de Eugenio Hernández Espinosa, Rosa la Coímbra.
Periódico Trabajadores, 17 de noviembre de 1997